El Santo Mulato, San Martin de Porres y sus Milagros

San Martín de Porres nació en 1580, Lima. Este santo mantenía su fe en el evangelio, sosteniéndose firme a su frase favorita; “El que aprende a humillarse ante su creador, será cubierto con su poder”. Con el pasar de los años, este devoto se convirtió en un santo gracias a su fe, se enfoca principalmente en las personas de América y Europa. Su poder de sanación es tan poderoso que es invocado por enfermos, científicos, pobres y ricos. San Martín de Porres se sintonizaba con la oscuridad que tenía en su cuerpo, veneraba a Dios postergado y humillado ante la presencia de todos sus hermanos.

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¿Por qué orar a San Martín de Porres?

Existen muchas situaciones difíciles en las que se puede comprometer a un ser humano; entre ellas, distintos tipos de enfermedades incurables o trastornos irreversibles. Sin importar la gravedad del asunto, persona, distancia o creencia; las bendiciones de San Martín serán capaces de penetrar directamente en el problema que tanto agobia a quien lo invocó.

En la gran mayoría de los casos, estos pequeños detalles pueden transformarse en un gran obstáculo, evitando que los afectados sigan normalmente con sus vidas, alterando de alguna manera las actividades diarias.

El apoyo económico es uno de los factores resaltantes de estas situaciones, el cual, es la fuente de muchas muertes y depresión de muchos enfermos, no obstante, se debe tener en cuenta que lo sustancial en circunstancias como estas, es tener el apoyo espiritual que brinda San Martín.

Los Milagros de San Martín de Porres.

Entre los milagros que vienen de la mano de este santo estaremos citando los siguientes:

Juan Carlos

Juan Carlos Pérez, de casi 70 años, tuvo una vida tranquila hasta que desarrolló un tumor benigno en la base del cerebro. Después de realizar todas las pruebas necesarias, los expertos determinaron que el cáncer que se formó era incurable. No existía herramienta alguna para tratarlo, sólo se podía rezar por un milagro.

Juan Carlos sufría dolores cada vez más agudos e irritantes, ocasionando que no se pudiera desempeñar en su papel como abuelo en los momentos que pasaba con su familia. Entonces, optó por humillarse ante Dios, suplicando que le concediera una segunda oportunidad.

Unos días más tardes, estaba almorzando y de pronto, quedó inconsciente sobre la mesa; según Juan soñó que las puertas del cielo se abrían ante él, y escuchó una voz que le susurraba en el oído: “Hola Carlos… Mi nombre es San Martín de Porres. Dios ha respondido a tus súplicas, y me ha enviado para aliviar tus males”.

Una semana después, decidió realizar una cita con su doctor, y luego de los exámenes y análisis correspondientes, se determinó que el tumor que se encontraba en la base de su cerebro había desaparecido por completo. Juan Carlos buscó quién era ese santo y cuando lo descubrió se volvió un verdadero devoto.

Roberta

Roberta es una joven mujer responsable de una pequeña niña de 7 años, no obstante, la enfermedad que ella experimentó le costo la mitad de su cerebro. De acuerdo a los diagnósticos de los especialistas, es imposible que ella pueda llevar una vida normal y realizar actividades laborales sin problema alguno, ya que una parte de su cuerpo debería estar completamente inmóvil.

Su cuerpo no tenía equilibrio y sufría de la visión, ella le suplicaba a Dios no sólo por ella, sino también por su hija, entonces, tuvo una visión donde escuchó: “Encontraras las respuestas que necesitas en el templo de San Martín de Porres en Lima“.

Realizó el viaje a Lima, donde visitó el templo y rezó por su sanidad. Al ver una imagen del santo, comprendió el sueño que había tenido, desde ese instante su salud empezó a mejorar poco a poco y se convirtió en una devota de San Martín.

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